Cuando Fermín y Manuel Ibáñez no llegaron a la base Tromen a las 18, como tenían previstos, Jesús, su papá, supo que algo andaba mal. Contactó a los guías Ezequiel Caporaletti y Ricardo Calderón para que iniciaran la búsqueda de inmediato el volcán Lanín.
La rápida planificación y el acceso a un helicóptero privado fueron calves en el operativo de rescate. «Sino estábamos hablando de dos personas muertas porque nosotros no los íbamos a poder bajar», remarcó Calderón en diálogo con Diario RÍO NEGRO.
Caporaletti y Calderón, amigos personales de Jesús, estaban volviendo desde el volcán Villarrica en Chile cuando fueron contactados. Luego de que los jóvenes no aparecieran en el punto de encuentro se activó la alarma. Así, los guías se dirigieron directamente a la pared sur, la ruta de ascenso que habían tomado Fermín y Manuel.
Había que actuar rápido. Coordinaron con el guardaparque en la seccional de Puerto Canoa y activaron a los equipos de apoyo del ICE y la Comisión de Auxilio de San Martín de los Andes. El tiempo y el clima errático se convirtieron en los principales obstáculos. Con apenas dos o tres horas de sueño, los guías tomaron una decisión vital: no esperar a los grupos de apoyo y salir a las 4 de la madrugada.
«En realidad un poco salimos por nuestra cuenta. Nos hicimos responsables de nosotros con el permiso y la autorización del guardaparque. Nos parecía importante hacer como una primera avanzada porque los tiempos, tanto del ICE como de la Comisión de Auxilio, eran mucho más largos. Creo que fue clave para salvar por lo menos la vida de Fermín, que fue el primero que encontramos», relató Calderón.
Ascendieron hasta aproximadamente los 2200 metros, guiados por la última ubicación satelital que había emitido el dispositivo de los escaladores. Pese a tener una zona clara de búsqueda, el área era inmensa. «Como 500 canchas de fútbol», enfatizó el guía.
Azotaba el viento blanco y tenían escasa visibilidad. Con equipamiento de alta montaña diseñado para el Aconcagua, peinaron la zona. Cerca de las 8:30 de la mañana, sobre el final de la colada (un flujo de lava congelada), hallaron al primero: Fermín Ibáñez.
«El helicóptero hizo una maniobra increíble para poder sacar a Fermín. Ya presentaba todos los signos de hipotermia. Estaba en estado de shock y estaba quieto. Yo creo que si no lo sacábamos ahí, una hora más…», Ricardo no pudo cerrar la frase. Llegaron justo a tiempo para salvarle la vida.
Se abrió una «ventana»: el último tramo del camino hasta llegar al segundo hermano
Se abrió como una ventana de buen clima. Así que nos dejó poder trabajar un poco más», continúo su relato. Subieron a los 2800 metros, «una zona mucho más técnica, con presencia de glaciares y grietas», que requirió el uso de cuerdas y arneses para avanzar de forma segura.
Fue cerca de las 11 de la mañana cuando, mientras el helicóptero sobrevolaba, los guías detectaron un movimiento: «algo negro se movía sobre la nieve cerca nuestro». Era Manuel Ibáñez, el segundo hermano.
«Vamos Manu, carajo», gritaron. La alegría era total. No llegaron hasta el andinista, sino que le dieron la orden a la aeronave que sobrevolaba la zona. «Así que ahí vino el helicóptero, se posó sobre la nieve, los rescataron y ya los llevaron para la asistencia médica», comentó.
Y agregó: «Después, lo bueno es que nos pudieron venir a buscar a nosotros porque ya estábamos bastante lejos. Además, estaba cambiando el pronóstico. Cerca de la una del mediodía ya empezó a ponerse malo de nuevo con ráfagas de 80 kilómetros por hora, viento blanco y poca visibilidad».
Encontraron a los dos hermanos con dos horas de diferencia y un largo recorrido. «Creo un rescate súper exitoso por la decisión de salir lo más rápido posible a buscar. Y obviamente, sabíamos que detrás nuestro estaba el ICE y también estaba la Comisión de Auxilio que venía en avanzada atrás. Estábamos seguros de que teníamos guardaespaldas», remarcó Calderón.
El clima errático sorprendió y separó a los hermanos en el volcán Lanín
– ¿Cómo se separaron?
– «Según lo que nos contaron ellos, pudimos hablar un poco con Fermín, que de todas formas estaba en estado de shock. A los 2800 metros, ahí es una zona muy vertical y en un momento ellos se deslizaron. En el momento que se deslizaron ya perdieron contacto el uno del otro. Entonces, un poco por sus propios medios empezaron como a descender», explicó el guía.
Calderón indicó que la cara sur por la que ascendieron los hermanos es un camino para expertos y deportistas, mientras que la cara norte es la de ascenso comercial. «Son dos chicos súper expertos», recalcó.
Para Ricardo, el errático cambio del clima fue lo que los desoriento. «Las condiciones de las montañas es increíble lo cambiantes que están. Por ahí tenés un pronóstico bueno, pero este año la Patagonia vino recontra inestable, muy inestable», enfatizó.
Señaló que por la tormenta Fermín y Manuel se perdieron y por eso terminaron bajando por otro lado «bastante peligroso». «No les quedaba otra que intentar bajar, bajar y bajar, hasta encontrar algún lugar donde se pudieran reparar un poco el viento que ayer a la noche estaba fuertísimo y con mucha lluvia y mucha nieve», comentó.
Cómo se encuentran Fermín y Manuel después del rescate en el Lanín
Fermín y Manuel ya están a salvo, pero les espera el proceso de recuperación. «Cuando los encontramos estaban quietos, como un poco entregados», resaltó y enumeró dos cosas que le parecieron fundamentales.
«Fue super importante la planificación de la búsqueda y sin duda el helicóptero. Nosotros los encontramos, pero después la evacuación inmediata fue clave para que pudieran estar con vida. Si no, estábamos hablando de dos personas muertas porque nosotros no los íbamos a poder bajar.», enfatizó Calderón.
Espera que los jóvenes no tengan que lamentar amputaciones. Ambos fueron ingresados en el hospital para recibir asistencia médica especializada y se encontraban en «no muy buenas condiciones». Manuel, en particular, presentaba principio de congelamiento en los pies y las manos, una consecuencia directa de la prolongada exposición al viento blanco y las bajas temperaturas en la montaña.
Respecto a Fermín, quien fue hallado primero en estado de shock e hipotermia, al momento de esta entrevista se evaluaba su traslado a Neuquén para recibir atención especializada en la recuperación de sus dedos. La buena noticia, según el guía, es que aunque sufrieron congelamientos, los dedos de Fermín mostraban «signos vitales».
«Es una carga emocional súper grande rescatar a dos personas y que salgan con vida, porque uno sale muchas veces a rescatar a alguien vivo, pero en algún momento se da cuenta que los puede encontrar muertos tranquilamente», reflexionó el guía.
Texto: Elena Egea – Diario Rio Negro.
